Juana no duerme
Esto apesta,
esto huele muy mal,
el futuro no deja de jalar poxirran,
no come más cosa que las asquerosas,
no duerme más sueño que los de resaca,
no disfruta más de la vida
que la depresión rallada,
no juega más juegos
que los de cadáveres por cielo.
Esto apesta
esto sabe muy mal,
Juana tiene solo certezas horribles,
un hambre puntual que la visitara cada día,
un desprecio gélido que la rodea, que no le da tregua,
una calle la camina en el espanto pegado,
una muerte dulce justo al centro se su tristeza.
Esto apesta,
esto se ve muy mal,
soy el soldado mortecino que huyo para otra guerra,
soy el cobarde que tala, tala y tala el árbol de lo que ama,
de precauciones llene la vida aunque no evite morirla,
vivo de allegado a una felicidad de ginebra.
vivo de prestado en una autocompasión que me encarcela.
Apestan todos ustedes
con su regocijo de gente buena,
apestan las madres y las abuelas
con sus recetas imberbes de cariño escuela,
los lunes apestan con furia rayana en las urbes del planeta,
las florerías apestan con sus amantes que no aman,
solo las frecias decapitadas y el desarraigo de las azaleas,
apesta Jehová con su pandemia de ovejas.
Tengo que decirlo con la faz lóbrega,
estoy triste y esto apesta,
Juana no dice nada
y nada dice nada
y nada pasa,
pero pasa que la serruchan como si fuese madera,
pasa que se puso fea
y las muñecas la desdeñan,
paso amarga, pasó borracha, pasó violada, pasó sin pasada,
paso drogada, paso veloz cuando el mundo soñaba,
paso
y no paso nada más que las injusticias descamisadas,
paso todo el tiempo
y nadie tomo nota de sus hechos desechos.
Esto apesta,
y quiero una pausa en la tragedia,
quiero un remanso para las Juanas,
de cada una de las latitudes de la tierra.
Esto que escribo apasta
por que las lenguas siempre están hediondas
y las palabras siempre fétidas
para explicar lo aciago,
para entender nuestras miserias,
que apestan,
apestan,
y apestan
como el pandemonium,
como las panaderías con su abundancia obscena
para quienes pueblan el hambre,
Esto apesta de punta a punta,
como la geométrica repugnancia
de los hombres que velan,
el ronquido desahuciado de la época.
esto huele muy mal,
el futuro no deja de jalar poxirran,
no come más cosa que las asquerosas,
no duerme más sueño que los de resaca,
no disfruta más de la vida
que la depresión rallada,
no juega más juegos
que los de cadáveres por cielo.
Esto apesta
esto sabe muy mal,
Juana tiene solo certezas horribles,
un hambre puntual que la visitara cada día,
un desprecio gélido que la rodea, que no le da tregua,
una calle la camina en el espanto pegado,
una muerte dulce justo al centro se su tristeza.
Esto apesta,
esto se ve muy mal,
soy el soldado mortecino que huyo para otra guerra,
soy el cobarde que tala, tala y tala el árbol de lo que ama,
de precauciones llene la vida aunque no evite morirla,
vivo de allegado a una felicidad de ginebra.
vivo de prestado en una autocompasión que me encarcela.
Apestan todos ustedes
con su regocijo de gente buena,
apestan las madres y las abuelas
con sus recetas imberbes de cariño escuela,
los lunes apestan con furia rayana en las urbes del planeta,
las florerías apestan con sus amantes que no aman,
solo las frecias decapitadas y el desarraigo de las azaleas,
apesta Jehová con su pandemia de ovejas.
Tengo que decirlo con la faz lóbrega,
estoy triste y esto apesta,
Juana no dice nada
y nada dice nada
y nada pasa,
pero pasa que la serruchan como si fuese madera,
pasa que se puso fea
y las muñecas la desdeñan,
paso amarga, pasó borracha, pasó violada, pasó sin pasada,
paso drogada, paso veloz cuando el mundo soñaba,
paso
y no paso nada más que las injusticias descamisadas,
paso todo el tiempo
y nadie tomo nota de sus hechos desechos.
Esto apesta,
y quiero una pausa en la tragedia,
quiero un remanso para las Juanas,
de cada una de las latitudes de la tierra.
Esto que escribo apasta
por que las lenguas siempre están hediondas
y las palabras siempre fétidas
para explicar lo aciago,
para entender nuestras miserias,
que apestan,
apestan,
y apestan
como el pandemonium,
como las panaderías con su abundancia obscena
para quienes pueblan el hambre,
Esto apesta de punta a punta,
como la geométrica repugnancia
de los hombres que velan,
el ronquido desahuciado de la época.
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