Panji
Hay algo muerto en su garganta, algo deviene mucho mas muerto en sus palabras, imagina el panoli, pero todo es desesperación, y la prosa le sangra una espesura de sandáraca. Nació sin ganas, con una ancianidad clavada en los ojos de verde charca, en un cirro colgó la niñez, quien sabe si fue de poesía o si fue por su ampulosa mala gana. Bendecido a lo paria, te ungieron con olvido las pisadas, los arreboles suicidas de Atacama, te crisparon las tripas, y la noche fue testigo de lo que nunca tendría mañana. El cadáver azulino pendía de un brazo frondoso del Panji. Ese, fue el primer poema que compuso el pequeño individuo, en un fondo rosicler, que aun le reverbera en el principio, profundo de las palabras.