Cosas que pasan

Pan, clavos, leña, riñones,
una vitrola, discos, cuerdas ahorcadas,
néctar ubicado en precisas coordenadas,
abejas posesas del trabajo,
perros, gatos, ratas, moscas, cucarachas,
animales inanimados y domesticados.

Las agujas, sus picaduras, la ropa cosida,
los fósforos, el fuego, el incendio, las quemaduras,
los zapatos, las huellas, la pista, la encrucijada,
las guitarras, la música, el baile del alma, el ritmo del bobo,
la garúa, la humedad asquerosa desparramándose por las nalgas.

Una botella, un vaso, el infierno en los ojos,
un faso, un lirio partido, el olor a rosas,
a nardos y a cebolla,
una cama, los coitos furiosos, el vació, el abismo,
los tenedores, los saleros, las ollas, y los floreros,
los manteles, el desquicio, los vómitos, el inodoro mugriento.

La bicicleta, el rifle colgado en el living,
las velas, los libros haciendo la luz,
los patios, las riñas a muerte y a vida,
el cáncer, la arterosclerosis, el sida, el bocio,
los paros cardiaco y los paros marxistas.

Los vértices terribles de la mesas,
las patas rengas de las sillas de los bares,
los dedales en el costurero
y los calambres en cielos,
los lápices, las cartas, las palabras,
los almanaques inapelables, las tortas, los sombreros,
la ceniza en el cenicero, los pañuelos enmocados, los enchufes copulando.

Se les entra y se les sale, con el asombro,
con las manos, con los dientes, con las ganas,
con rabia amontonada, licuada, escasa
y no son buenas y ni son malas,
son solo cosas
que pasan.

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